SEBASTIÁN ÁLVAREZ CAMPOS

(Alcalde de Facinas)

Chan Álvarez o Chanito como le decían algunos.

Fue mi abuelo paterno.

En varias ocasiones o etapas alcalde de Facinas cuando éste era designado por el Alcalde de Tarifa.

Las referencias más fidedignas que recuerdo son las de que fue encargado en el cortijo de Iruela con los Núñez, que en ese tiempo nacieron tanto mi padre, Gaspar como los otros hijos, hasta diez, una murió siendo niña, se llamaba Inés.

Casado con Ana Serrano Canas, mi abuela, criaron en aquel lugar una numerosa prole, ya que se hicieron cargo de los sobrinos, hijos del matrimonio compuesto por  una hermana de mi abuela y  un hermano de mi abuelo que murieron jóvenes, dejando nueve hijos , el mismo número de los que ellos tenían.

En las noches de invierno, mi padre me contaba anécdotas de aquellos tiempos que para él habían sido divertidas, excitantes y de toda clase de sensaciones que quedan en la mente de un chiquillo.

Destacó mi abuelo, dicho por muchas personas, por la ayuda que prestó a quienes pasaban por el cortijo en aquellos años de penuria, unos jornaleros, otros propietarios de animales sin tierras y que él hacía la "vista gorda" cuando entraban en la finca, y los más gente sin un trozo de pan que llevarse a la boca.

Yo lo pude comprobar después, cuando vivieron en Facinas, en el Molino, cómo cada día llegaban transeúntes desesperados, famélicos, harapientos sin rumbo y eran acogidos y servidos con un plato de comida caliente que agradecían con lágrimas en los ojos algunos o con indiferencia otros, pero siempre con un gesto amable, que a mí no se me ha olvidado a pesar del tiempo transcurrido.

Cuando los hijos comenzaron a ser mayores y pienso que  a los señoritos  no interesarle su trabajo, se trasladaron a Vico, en Facinas, donde adquirió un antiguo molino, su caserío y una extensión de tierras compuesta en gran parte por una fértil huerta.

Mis tíos Paco y Pepe fueron los encargados de explotar el molino al que acoplaron el motor de un barco.

Tenían otras propiedades, herencias de mi abuela, que mi padre amante del campo las administraba para la casa.

Mis tíos  Antonio y Chan se fueron a Tarifa, uno puso una tienda de comestible y el otro se colocó en el Ayuntamiento de Tarifa.

Mi tío Nicolás ayudaba en las faenas del campo y mis tías Chana, Inés y Ana Mª se casaron con D. Francisco Giraldez la primera Manuel Sevillano la segunda, quedando soltera Ana María.

Tengo muchos recuerdos de mi abuelo Chan, pero los que mas sobresalen es la impresión de persona amable, comprensiva, tolerante y siempre haciendo algo.

Sentado en el "corredor", así llamábamos la habitación por donde se entraba a la casa desde el patio, camino de la cocina, o a otras habitaciones, lo veo con una tira de "empleita", trenzado de palma con la que confeccionaba alfombras, espuertas, capachas, etc.

Allí, en un sillón de brazos de madera pasaba las horas recibiendo a los vecinos que acudían a él por ser el alcalde, interviniendo casi siempre para mediar entre conflictos a causa del riego de los huertos, animales que se comían las espigas de otros y todo aquello que necesitaba de su paciente sabiduría.

Lo recuerdo tratando de conciliar sin dejar de dar puntadas en la empleita. Hacía toda clase de manualidades. Sogas, arreos para los caballos, burros y otros animales, aperos, etc. etc. Y el huerto, aquel Edén increíblemente cuidado.

Toda clase de frutas y hortalizas. Un experto en el cuido, la poda, la siembra y todo lo referente a faenas de la huerta. ! Qué membrillos!! Qué higos negros!

!!Qué manzanas! !Cuantas peras jugosas y brillantes!! Cuantas granadas"... Todo pasaba por sus manos y era mimado por sus diminutos ojos.

Otra imagen que recuerdo es verle sentado, con la labor entre las manos, la cabeza ladeada y dormitando una rápida siesta mientras la tijera o la aguja resbalaban abandonadas sobre el regazo.

Aquella casa era un hervidero diario. Tíos, primos, vecinos, agricultores que acudían a la molienda y aquel ruido del  motor del viejo barco que terminó sus días junto una frondosa huerta.

Yo he querido escribir algo sobre mi abuelo como alcalde de Facinas, pero me han podido los recuerdos como persona, ser humano que parece que nació solamente para sembrar.

Sembrar en el campo y sembrar amabilidad allá donde estuviera. Facinas tuvo un buen alcalde en aquellos tiempos, pero lo que sí es seguro  tuvo fue a la mejor persona que podemos imaginar.... Y era mi abuelo Chan.

Sebastián Álvarez Cabeza